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Provinciales  Domingo 14 de Enero del 2018 - 10:44 hs.                4906
  Provinciales   14.01.2018 - 10:44   
En la era de las comunicaciones, los policías están complicados en las redes
Después de la “polivedette”, se supo que fueron varios los agentes sancionados por sus actividades en Facebook o Twitter. En un año desafectaron a una veintena de efectivos, por “manifestaciones impropias”
En la era de las comunicaciones, los policías están complicados en las redes

“Habiendo tomando conocimiento por la publicación en Facebook donde se felicita a la sargento por su debut en la obra de (Carmen) Barbieri en el Teatro Corrientes, acción que fue constatada, Asuntos Internos no avala la actividad y procede a la inmediata desafectación de servicio”.


En la era de las comunicaciones electrónicas, para el mundo virtual también corre la máxima sobre la discreción y ética de las conductas, que recomienda “serlo y parecerlo”. Al menos así es para la Policía de la Provincia, que evitó un cruce al carril del mundo del espectáculo apartando de la fuerza a Romina Arias, una sargento marplatense que este verano iba a cumplir el sueño de subir a las tablas mientras brindaba el servicio público a la comunidad y su felicidad trascendió en una red social más usada en la Argentina. Será vedette, pero no Policía.


El caso fue notorio pero no es el único. Desde hace un tiempo la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad de la Provincia incluyó en su esfera de intervención la conducta de los efectivos en las redes sociales.


Según datos del organismo, en un año intervino en una veintena de casos que “estallaron” en el mundo virtual, con sanciones que en al menos 16 condujeron a la desafectación de los efectivos. Esto es, el retiro del “estado policial” (actividades, armas, placa) y la suspensión con la quita del 50 % del sueldo. La situación tiene carácter preventivo, mientras continúan las actuaciones. No obstante, en cuatro casos Asuntos Internos ya avanza hacia la cesantía definitiva.


¿Qué hicieron? Al conocido episodio de la vedette, se suman imágenes de prácticas sexuales en una comisaría o fotos eróticas con el uniforme puesto, un efectivo grabado tomando cocaína en un patrullero, un policía de civil tirando piedras a otros policías en los violentos desbordes ante el Congreso Nacional (en diciembre pasado) o comentarios en los que se cuestiona la tarea de las fuerzas en esos incidentes. Postearon fotos, comentarios o videos o bien son protagonistas de esas imágenes que otros dieron a difusión.


Se pasan por el tamiz del protocolo de comportamiento de un efectivo las publicaciones de fotos, videos y textos escritos en redes como facebook, twitter, instagram o WhatsApp. Desde la cartera que controla a la Policía se aclaró que no hay un seguimiento permanente de lo que aparece, pero sí reacción ante cualquier situación generada por una publicación o viralización de un mensaje producido por alguien de la fuerza.


La exigencia de un tipo definido de comportamiento dentro y fuera de la franja de servicio no es nueva para los policías, pero sí lo es la traducción al mundo de las comunicaciones, que también es nuevo. Aún en términos de la historia reciente, hace apenas minutos de la explosión de los mensajes estampados en muros virtuales abiertos a decenas, centenares o miles de “amigos” o en una forma privada vulnerable a la viralización a través del reenvío a contactos de contactos de contactos. En cualquier caso, lo privado, cuando entra al universo virtual, tiene muchas probalidades de dejar de serlo. Y complicar una carrera en la Policía.


“La lógica de expresarse en las redes sociales con situaciones de esta magnitud se dio mucho durante el último año. Hay que entender que esta situación no escapa a la lógica social. En muchos casos, hablamos de policías que son jóvenes y no están fuera de esta situación en la cual las redes tienen mucha incidencia”, indicó Guillermo Berra, titular de la Auditoría General de Asuntos Internos.


No obstante eso, el funcionario aclaró que los efectivos “tienen una responsabilidad extra por su condición y deben cumplir con obligaciones y formalidades. Deben tener mucho más cuidado que una persona común”. Esas reglas están fijadas en el decreto 1.050/09. Entre las faltas graves se incluye allí “las manifestaciones impropias” y “afectar el decoro de la fuerza”, apuntó Berra.


La tecnología del mundo de las comunicaciones movió el límite entre la vida pública y privada. Aquello que alguien hace en privado, si hay un teléfono cerca puede transformarse en un asunto masivo y, en el análisis del comportamiento que hacen en la Policía, pasa a ser público. “No es lo mismo una manifestación particular que una chica posando en tanga, con la parte superior del uniforme”, graficó Berra.


En la Auditoría de Asuntos Internos se entiende que la complejidad de este nuevo entorno en las comunicaciones requiere atención directa. “Los policías son parte de esta sociedad compleja y eso debe trabajarse desde el inicio de la formación”, consideró el Auditor General, y apuntó que ya se tomaron medidas en esa dirección: “La carrera se amplió a dos años de extensión y se cambiaron las currículas de estudio, incorporando temáticas como las de violencia de género, derechos humanos y la disciplina, que incluye información sobre Asuntos Internos y el tipo de sanciones que se aplican”.


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