Por Leonel G. Avila

@Leonel_Avila (Twitter)

Erróneo sería simplificar a los festejos del 30 de agosto como una celebración netamente religiosa, de la misma manera que nos equivocaríamos si pretendiéramos quitarle todo significado proveniente del catolicismo. Es que con el paso de los años la Fiesta Patronal se convirtió en uno de los momentos más importantes del calendario local (con mayor fervorocidad en el siglo XX), al punto de tratarse de la fecha escogida históricamente para todo tipo de inauguraciones. Se trata de un ejemplo de transferencia de lo religioso a otros ámbitos que le exceden, tal como ocurre con el nombre “Santa Rosa del Bragado” que la Municipalidad le atribuyó al pueblo en 1856, sin que nunca fuera legalmente derogado.

Desde los tiempos de la colonización, el catolicismo ha cumplido un rol trascendental en los distintos acontecimientos que llevaron a la conformación del Estado argentino y el surgimiento de los pueblos. Bragado no fue la excepción, ya que desde 1851, apenas cinco años después de su fundación, comenzaron a llegar varias misiones evangelizadoras para efectuar bautismos y demás ritos directamente vinculados con la Iglesia. La primera fue encabezada por el sacerdote Pbro. Carlos Torres, a la cual le siguieron otras impartidas por Monseñor Mariano José de Escalada (Obispo de Aulón y auxiliar de Buenos Aires) en 1852 y 1854, y por los padres Conrado Bustos y Fray Buenaventura Devale en 1853. Desde entonces, el cristianismo avanzó a pasos agigantados en el territorio bragadense, exacerbándose desde 1858 cuando se inauguró la capilla Santa Rosa de Lima (convertida en parroquia en 1860 y reconstruida en 1879) a cargo del Teniente Cura Pbro. Luis Leonetti.

La elección de Santa Rosa de Lima como Patrona del pueblo surgió en una de las misiones jesuíticas. Fue por decisión del Obispo de Aulón y auxiliar de Buenos Aires, quien lo consideró oportuno dado que se trataba de una Santa de la cual ningún otro lugar de la campaña se había acordado.

La fortaleza que ganó rápidamente el catolicismo como religión dominante hizo que, paulatinamente, diferentes prácticas y simbolismos comenzaran a traspasar los límites del culto. El primero y principal ocurrió el 5 de julio de 1856, día en que la Municipalidad oficializó el nombre “Santa Rosa del Bragado” para el pueblo, perdurando hasta nuestros días ya que nunca fue derogado legalmente; sólo el desuso cotidiano motivó su olvido y la consecuente simplificación “Bragado”. Nadie estaría errado si decide utilizar la denominación original.

Otra de las trasferencias de lo religioso tiene que ver con la Fiesta Patronal del 30 de agosto, ya que lo que comenzó casi como una imposición por parte de la Municipalidad

obligando a los vecinos a adherir a la celebración, con el paso del tiempo se transformó en una festividad popular, obviamente sin perder su raíz católica.

De acuerdo a investigaciones del fallecido periodista Horacio Reyes, en el acta de sesión que realizó la Municipalidad el 27 de agosto de 1858, quedó manifiesto que “estando para celebrase las funciones de nuestra Patrona Santa Rosa se mandasen cerrar todas las casas de negocio, billares y demás, durante la Novena, desde su primer toque hasta su conclusión, bajo la multa de $25 a los que contravengan esta disposición; como igualmente se pusiese en vigencia la disposición del Señor Comisario de esta Sección, en el que se cerrasen todas las casas de negocio en los domingos y días festivos, durante la misa parroquial (…), imponiendo la multa de 25 pesos a los infractores”. Dicha acta fue acompañada por su respectivo edicto y constituye la fuente de información más añeja al respecto, por lo que todo parecería indicar que, en Bragado, la primera celebración del 30 de agosto ocurrió en 1858.

Tanto fue avanzando la devoción por Santa Rosa de Lima, que la Fiesta Patronal terminó convirtiéndose en la principal celebración del calendario durante gran parte del siglo XX. Si bien la más efusiva fue la de 1938, varias han sido las que pasaron a la historia por las diferentes actividades que se realizaron, como por ejemplo la inauguración del Palacio Municipal en 1927, del Hogar Mignaquy en 1929, la reapertura del Constantino en 1987 y el retorno de los restos mortales del Cnel. Eugenio Del Busto (fundador de Bragado) en 2007. Lo más llamativo ocurrió en 1955, cuando, sin estudios históricos previos, el intendente Ferrari encomendó al Concejo Deliberante la aprobación de una ordenanza que declaró “fecha conmemorativa de la fundación del Partido de Bragado” a cada 30 de agosto, decisión que luego debió revocarse.

Más allá de las voces a favor y en contra que obviamente existen sobre la cuestión, Santa Rosa de Lima es en el territorio bragadense algo más que una devota canonizada por la Iglesia. Se trata de una referente sobre el cual la ciudad se apoyó a lo largo de prácticamente toda su historia y la depositaria de mucha fe y admiración.