La voz se le quebró al aire. En una íntima y emotiva charla con el periodista Ezequiel del Río en Radio Fiesta esta mañana, el artista Edgardo Lobosco, más conocido como Bocha Lobosco, abrió su corazón y relató la increíble trayectoria que lo llevó de ser panadero y cantante de fiestas familiares a convertirse en un fenómeno viral de la música popular.

A sus espaldas, Bocha carga casi quince años de andar en el camino artístico. Sus inicios fueron humildes, tal como él se describe: cantando en bailes familiares y animando eventos criollos como las jineteadas. Era, al principio, un pasatiempo, algo que complementaba su trabajo como panadero, el oficio con el que realmente se ganaba la vida.

Primero probó como humorista, y luego pasó a cantar con pistas pregrabadas, forjando su estilo y su lugar en los pequeños escenarios de la Pampa Húmeda. Pero la vida, y la música, tenían planes mucho más grandes para él.

El fenómeno "Cachamay" y la llamada de Los Palmeras

El quiebre definitivo llegó con su éxito "Cachamay". El tema, que antes sonaba en espacios reducidos, explotó en popularidad, sobre todo después de que el legendario grupo santafesino Los Palmae lo pusieran en la mira. La colaboración se materializó en un videoclip que catapultó a Bocha a una nueva liga, llevando su chacarera cumbiambera a oídos de todo el país.

El artista, vecino de Norberto de la Riestra, no pudo contener la emoción al reflexionar sobre este giro del destino.

"A mí la fama me llegó de grande. Aún no puedo creer la gran convocatoria", confesó Bocha al periodista.

El impacto es tal que su agenda está completa de jueves a domingo. El hombre que nunca pudo vivir exclusivamente de la música como profesión hoy es una figura solicitada, y este éxito tardío tiene un sabor agridulce. "Muchos organizadores de espectáculos que en algún momento no me dieron lugar en su grilla, hoy me llaman para contratarme", deslizó con la franqueza que lo caracteriza.

Un hombre de pueblo con el corazón en su tierra:

A pesar de la popularidad y las fotografías que le piden "los chicos" en la calle, Bocha Lobosco mantiene los pies sobre la tierra. Asegura que siempre será un "tipo común, a la usanza de un hombre de pueblo".

Su ascendente carrera tuvo un pequeño traspié de agenda. Fue contratado para tocar el próximo sábado en la Fiesta Nacional del Caballo, una celebración a la que dijo "respeta, admira y quiere mucho". Sin embargo, una fecha previa y de gran envergadura en un festival en la provincia de Entre Ríos lo obligó a lamentar la coincidencia de horarios.

Con el compromiso de honrar su palabra, Bocha propuso que su presentación ante su gente quede pendiente para la próxima edición de la fiesta bragadense, asegurando que el encuentro se dará.

La historia de Edgardo "Bocha" Lobosco es un poderoso recordatorio de que la pasión, la perseverancia y el talento nunca tienen fecha de vencimiento. Su "Cachamay" hoy es el himno de un sueño que, aunque tardío, es real y más vibrante que nunca.