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Política  Jueves 14 de Junio del 2018 - 19:41 hs.                2256
  Política   14.06.2018 - 19:41   
De nosotros depende
Por Marcelo Elías | El acuerdo con el FMI puede ser un facilitador, una herramienta, una ayuda, en el proceso destinado a equilibrar las cuentas públicas y resolver la cuestión de la balanza comercial, lo que se suele denominar los “deficits gemelos”.
De nosotros depende

Por Marcelo Elías

El acuerdo con el FMI puede ser un facilitador, una herramienta, una ayuda, en el proceso destinado a equilibrar las cuentas públicas y resolver la cuestión de la balanza comercial, lo que se suele denominar los “deficits gemelos”.

Además debemos seguir trabajando para contener y reducir la pobreza, creciendo en infraestructura productiva y social.

Para todo esto hacen falta tiempo y recursos. Para conseguirlos hay que generar mínimas condiciones de seguridad y confianza.

El acuerdo aporta mucho en ese sentido, tanto para los inversores extranjeros como para los actores económicos nacionales.

Es tan así que ha tenido el respaldo de las naciones más poderosas del planeta, desde Estados Unidos hasta China, desde Alemania hasta Rusia, por solo nombrar los más destacados. Una prueba de esto es que los U$S 50.000 millones del acuerdo con el Fondo vienen acompañados de unos U$S 5.600 millones que otorgan el Banco Mundial y la Confederación Andina de Comercio, al tiempo que China anunció que aumentará el swap de divisas que en su momento acordó el gobierno de CFK.

Así las cosas, el equilibrio fiscal propuesto como objetivo, desde el primer día por el Presidente Macri, seguirá estando en la agenda del Gobierno con un énfasis y una velocidad superior. Se trata de ajustar y racionalizar gastos que no afecten las políticas sociales y los planes de obras básicas, ejemplos: obras de cloacas y agua potable, urbanización de villas, jubilaciones, pensiones y diferentes planes sociales.

En cuanto a la balanza comercial el acuerdo ayuda y mucho, se crean mejores condiciones para que ingresen dólares por inversiones productivas, no tanto capitales golondrinas, y se profundizará el trabajo que se viene realizando para mejorar la inserción del país en el mundo, no solo en cuestiones políticas, sino en la consolidación y conquista de nuevos mercados.

En cuanto a inversiones, a una velocidad menor que la deseada, se han dado, hasta ahora, en sectores como el petrolero, el minero, el de las energías renovables, el automotriz el de las comunicaciones y el ferroviario, entre otros. En cuanto a mercados, se aseguró el ingreso del acero y aluminio en EE.UU. donde además hemos sido favorecidos con un sistema de preferencia para más de 1.300 productos, casi todos de economías regionales. Se suman los anuncios de China que vuelve a comprarnos aceite de soja (120.000 toneladas) y aceptó la apertura total para nuestra carne bovina, congelada, enfriada, con hueso y sin hueso. Se esperan anuncios similares para uvas de mesa, arándanos, arvejas, mieles y cervezas.

Destacamos estos dos mercados por razones de tiempo y espacio, señalamos como un gran desafío alterar radicalmente la balanza en materia de turismo.

Son tiempo difíciles y de oportunidades. Al acuerdo con el fondo, más el apoyo de las principales potencias, debemos sumarle inteligencia y trabajo, imaginación y voluntad, audacia y madurez para quebrar nuestro largo proceso de decadencia.

De nosotros depende.



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