-Por Asociación Civil Diatomea
Ayer, 29 de agosto, conmemoramos el Día del Árbol y conocer un poco más acerca de las especies y variedades de quienes colectivamente constituyen el “pulmón del mundo” nos ayudará a valorarlos y a entender que son esenciales para la humanidad, tanto por los servicios medioambientales que nos brindan como por la sensibilidad y respeto que se merecen todos los seres que habitan el planeta.
Según el catálogo más completo elaborado a la fecha (Botanic Garden Conservation Internacional – GlobalTreeSearch), en el mundo hay hoy más de 60.000 especies de árboles. Dentro de los países con mayor variedad se encuentran Brasil, Colombia, Indonesia y Malasia; la Argentina cuenta con unas 628 especies diferentes.
En nuestro país, tenemos un abuelo arbóreo de 2.620 años, 60 metros de altura y 2,20 metros de diámetro -el "lahuan", en lengua mapuche- alerce milenario, que reina en medio del Parque Nacional Los Alerces y se recuesta en la región cordillerana de Chubut. Es una maravilla natural visitada por turistas del mundo entero.
La secuoya gigante es el árbol más grande del mundo y entre los parques Redwood National Park, Humboldt Redwoods State Park y Montgomery Woods State Reserve (EEUU), se encuentran alrededor de 40 árboles, con más de 110 metros de altura y más de 1500 años de antigüedad.
Los ejemplares más frecuentes crecen entre los 50 y 85 metros de alto, tienen entre 5 y 7 metros de diámetro y sus raíces miden entre 15 y hasta 35 metros.
El Ginkgo biloba, que resurgió entre los escombros y la desolación en Hiroshima luego de la explosión de la bomba atómica de la Segunda Guerra Mundial, se volvió un símbolo de renacimiento y veneración. Puede llegar a vivir unos 1500 años y es uno de los organismos vivos más antiguos de la Tierra.
Es considerado un fósil viviente, ya que apenas ha cambiado desde hace 270 millones de años, antes incluso de que aparecieran las flores y los dinosaurios.
Estos ejemplares asombrosos, capaces de adaptarse a los climas y condiciones más extremos, nos muestran el poder y la majestuosidad de la naturaleza, pero su mayor aporte es la prestación de servicios medioambientales. Son ellos, los árboles, los que generan el oxígeno -a través de la fotosíntesis-, ayudan a combatir el calentamiento global -absorbiendo el dióxido de carbono de la atmósfera-, previenen la erosión de los suelos -sus raíces evitan que este termine sin vida- y nos proveen de frutos comestibles.
Es por todo esto que, en este día tan especial, es importante tomar conciencia, aprender a respetar a estos seres vivos y colaborar multiplicando esta “tecnología natural”, sostenedora de la vida en el planeta.