Una interesante reflexión llevada al papel circuló en las últimas horas, en la que se explica la relación jóvenes-pandemia desde esa etapa de la vida.
Su autora es Antonela Ciparelli Moreno, de la Juventud Radical, quien hoy habló con Radio Fiesta sobre este análisis que merece atención.
Según la vecina, es “estigmatizante y criminalizador” que se acuse a jóvenes por el aumento en los contagios.
Además, reclamó políticas públicas que cambien una realidad muy difícil, con foco en varios puntos claves.
También consideró necesario promover la participación juvenil en política, para pensar una visión a futuro.
Y, entre otros conceptos, Ciparelli Moreno dejó claro qué le preocupa, convencida de que todo puede cambiar.
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CARTA A LA COMUNIDAD
Una vez más, en la agenda pública se refieren a las juventudes como portadoras de ciertos
“peligros”, en este caso bajo el supuesto que es el estrato juvenil el responsable del aumento
de casos de covid- 19. En palabras del presidente de la nación “no podemos jugar con
fuego”, “los que más se descuidan son nuestros jóvenes” hablando de un rebrote de casos,
palabras que además de estigmatizar, criminalizan.
Durante todos los meses que llevamos de cuarentena, fueron las malas decisiones y las
desigualdades estructurales, que generaron un impacto negativo sobre niños, niñas,
adolescentes y juventudes, donde según el informe de la UCA, un 64,1% vive con ingresos
por debajo de la línea de pobreza.
El desempleo, la precarización y la falta de oportunidades alcanza a 1 de cada 4 personas
jóvenes, de los cuáles más de la mitad de argentinos de entre 18 a 24 años fueron
alcanzados por el IFE y otras ayudas sociales.
En cuanto a desigualdades educativas, se estima, en los estudios más optimistas que
1.500.000 jóvenes abandonaran la escuela para 2021. La brecha digital y las instituciones
educativas cerradas profundizaron y ensancharon la deserción escolar en todos sus niveles,
afectando sobretodo a quienes se encuentran en condiciones de marginalidad y
desigualdad.
Bajo estas circunstancias, las juventudes argentinas y bonaerenses en particular, en toda su
heterogeneidad y pluralidad ven frustrados sus proyectos individuales y colectivos frente al
desempleo, la falta de oportunidades para emprender, la inaccesibilidad de la casa propia, el
aumento de violencia institucional que criminaliza, las inequidades de género y
desigualdades sociales y educativas.
Entre el ASPO y DISPO llevamos 292 días de cuarentena, todavía no tenemos protocolos o
un plan que nos de previsibilidad sobre el inicio de clases presenciales para este año ni
políticas públicas para este sector, que cómo argumenté sufre las consecuencias de las
malas decisiones de gobierno, del desgarramiento del tejido social y las desigualdades
estructurales.
El gobierno durante este período nos viene demostrando irresponsabilidad frente a las
políticas de cuidados y las medidas para luchar contra la pandemia de covid-19, donde vimos
al presidente en actos públicos, sin distanciamiento, rodeado de personas. Convocaron a un
multitudinario velorio en la casa rosada sin protocolo ni medidas de seguridad, yo me
pregunto ¿no será este el tiempo de hacer un mea culpa y repensar las medidas tomadas
hasta el momento?
Debemos fomentar el cuidado, la concientización con información y dejar el dedito acusador,
la persecución policial y las propagandas que difundan miedo, criminalicen y sean
amenazantes.
Las declaraciones que apuntan contra el sector juvenil, marcando la dicotomía adulto - jóven,
no sólo invisibiliza las desigualdades y heterogeneidades que atravesamos, sino que también
nos niega cómo sujetos políticos, bajo miradas hegemónicas y adultocéntricas cargadas de
diferentes estigmas.
Los datos aportados por el observatorio “Ramón Carrillo” de nuestra ciudad, sobre las curvas
de contagio de julio y agosto, donde se registran los picos más altos, nos brinda información
respecto a las edades de personas contagiadas ambulatorias con un promedio de 44 años,
personas internadas de 61 y personas fallecidas de 74 en promedio. Si el mayor número de
contagios se concentra en las personas mayores a los 40 años, ¿por qué la peligrosidad
sigue puesta en las juventudes?.
Con estos datos no intento quitar responsabilidad a las juventudes por las fiestas
clandestinas, juntadas o aglomeramiento de personas que se observaron en el último mes,
por el contrario, se debe regular la nocturnidad en nuestra ciudad, pero sin el peso de la
persecución y con todos estos indicadores sobre la mesa.
Las juventudes no somos sujetos de tutela, somos actores de cambio, abrazamos causas
colectivas y hoy atravesamos mucha frustración viendo cómo hipotecan nuestro futuro sin
horizontes claros en materia de educación, que sabemos que es la que nos brinda
herramientas de progreso y ascenso social.
Queremos ser convocados y contenidos como parte de la solución, en mesas o instancias de
participación en conjunto con las juventudes de los distintos partidos políticos para trabajar
en los temas y problemáticas que hacen a nuestro sector, pero también aportar nuestra
mirada a temas de política en general.
Antonela Ciparelli Moreno
Juventud Radical